
Cuando alguien me cuenta una preocupación que le causa dolor, busco...
Entre los millones de palabras leidas en estos muchos años, la que me parece que puede darle algun alivio o encender una luz en su comprensión.
Hasta ayer o anteayer yo era libre del temor de la fuerza de las palabras, en estos tiempos me cuido mas...o me reprimo mas para decir.
Suelo encontrarme con alumnas que ya no estan viniendo a mis clases y me dicen:-Me acuerdo de lo que me decías....
Y yo tiemblo, pero sigo escuchando...
-Me acuerdo de lo que me decías y todavia lo pongo en práctica-
Y respiro aliviada.
Pero se va haciendo dificil no temer a las palabras que digo o pienso cuando se trata de problemas de los que amo.
Se me confunden los momentos en que suceden los comentarios.
Y vuelvo a ser la madre de mis hijos chicos...y opino.Tan libremente como la sabiduria de aquellos momentos me lo aconsejaban.
O la necesidad de dar apoyo y fuerza de aquel entonces dictaba mis palabras.Casi siempre protectoras y amorosas,y las menos criticas y enojadas.
Pero en el presente cuando un hombre o una mujer, adultos, responsables de sus vidas, me cuentan ...hago un esfuerzo muy grande y reflexiono antes de hablar.
Una palabras te acerca o te aleja definitivamente.
Una palabra te eleva a la condicion de consejera o te rebaja a la de charlatana.
Una palabra hiere o acaricia.
Una palabra sostiene o golpea.
Suelta al viento de la vida es irrecuperable.
Y entonces recuerdo... las que solia decir en mis clases.."hacer que las palabras sean acariciadoras, energizadoras, sostenedoras, dulces al oido y al corazón, faciles de hacer reir u olvidar "..
Y asi trato de hacer hoy, llevandome por mis consejos de ayer.
Cuando me reencuentro conmigo misma me digo:-"Me acuerdo de lo que decía y todavia lo pongo en práctica"
Me sucede al finalizar una clase que no se bien quien se ha beneficiado mas si mis alumnas o yo




